Miércoles, 16 de septiembre de 2015

EL YOGA SOCIAL del REY MONO

El corazón del yoga social es la preservación y defensa de la vida misma. La vida en todas sus manifestaciones. Mi vida, nuestra vida. Individual y socialmente, sin ninguna distinción de raza, género, condición o apariencia. Es una propuesta teórica y práctica, que toma los elementos esenciales de varias de nuestras culturas madres. En ella se encuentran y dialogan prácticas espirituales de diversas geografías, como: los hallazgos espirituales y sociales de algunas culturas indígenas, el pensamiento y la práctica budista, la ética islámica, el amor al prójimo de los Crísticos (no la doble moral, opresión y saqueo de los católicos, protestantes y demás sectas similares) y, por supuesto, las prácticas trascendentales del yoguismo.

El yoga, en su modus operandi, significa liberación de todas las formas de opresión y sufrimiento. Liberación de la alienación, de la ensoñación, ilusión (“maya”), ignorancia y apegos. Liberación de prejuicios, ideas, conceptos imprecisos, engañosos y visiones sectarias.

Sus antiguas y efectivas técnicas y métodos, probados por innumerables maestros y maestras liberad@s a lo largo de, al menos, 5,000 años, requieren un esfuerzo consciente y constante de varios años de práctica. No hay soluciones mágicas o instantáneas. Ni cursitos, talleres, retiros ni “revelaciones” o supuestas “iniciaciones” de fin de semana, por costosas sumas de dinero. En este sentido, el Yoga Social propone un tipo de lucha interna similar al Jihad Islámico, en su verdadero sentido filosófico, como: “esfuerzo invencible para someter nuestra propia naturaleza oscura, nuestra herencia animal.” “Este Jihad constante significa una estricta adherencia a la voluntad de Dios en todos los aspectos de nuestra vida,” según Maulana Wahiduddin Khan en su libro: “Verdadero Jihad. Los conceptos de paz, tolerancia y no violencia en el Islam.”

Según el Yoga, en su sentido de unión (“Yug”) del alma individual con el alma universal (Jivatman-Paramatman), el ser humano necesariamente incuba su objetivo de liberación final dentro de la comunidad. En el ámbito de las relaciones sociales. Entre las conciencias y los corazones humanos. Individuos, parejas, familias y grupos en comunión, unión común con su armonía natural.

Así, la práctica y la esperanza del Yoga Social se reflejan de manera similar, en el significado y la profunda praxis del término Sumak Kawsay (del quechua, traducido aproximadamente como “buen vivir”), que proviene de las comunidades indígenas de la región andina, y que puede definirse como: “la satisfacción de necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte dignas, amar y ser amado, y el florecimiento saludable de todos, en paz y armonía con la naturaleza” (Ramírez, 2010: 61).

Incluso los yoguis, shadus, shiddis, swamis, sanyassas, jivanamuktas, monjes, ermitaños, ascetas, renunciantes y gurús beben, han bebido y son alimentados, en sus valores fundamentales y costumbres superiores, por el grupo social que los ve nacer y crecer. Lo social, lo comunitario, especialmente en nuestros días, adquiere una relevancia sorprendente, y el disfrute de una vida digna para todos solo puede ser un logro lógico para cualquier ser espiritualmente consciente. El Yoga Social concibe que la dignidad humana es impensable sin justicia social sin límite y un irrestricto respeto por los derechos humanos.

El pensamiento budista expresado como: “hasta que todos los seres sintientes sean liberados, nadie ha sido liberado” nunca ha sido más relevante que en nuestros días.

Mientras el sufrimiento humano, causado por la ignorancia o la violencia política y económica de gobiernos y empresas, subyugue a uno de nosotros, todos estamos sometidos porque todos somos UNO. Yug, unión, nuevamente.

Es cierto que la vida ha preservado y mantenido su equilibrio y armonía durante millones de años sin intervención humana, sin embargo, en esta era - la era moderna que nos ha dado no solo comodidad y progreso material - hemos visto surgir su mayor amenaza como nunca antes en ningún otro periodo de nuestra historia. Grupos aislados y minoritarios de hombres y mujeres, en su mayoría pertenecientes al pensamiento y la raza blanca -supremacista, oligarca, racista, clasista, misógina y plutocrática- que veneran y se someten a valores materiales, consumismo despiadado, el mercado y la economía como el único objetivo y meta de la vida, y la guerra, el narcotráfico, la prostitución y tráfico de niñas y niños como negocios primarios, son los que ahora nos gobiernan. Por sus acciones y sus inmorales omisiones, son directamente responsables de haber erigido y continuar sosteniendo un imperio ("el imperio de las formas", escribió el Muy Digno MAESTRO S.W.K.).

Sus acciones, pensamientos y emociones envenenadas (ideas tóxicas, "kleshas", en el lenguaje del yoga) -convertidas en sistemas económicos, políticos, morales, bélicos y sociales- se imponen a nuestra dignidad humana, y a la de todos los seres vivos del planeta Tierra, dejándolo seriamente amenazado y denigrado. ¿Por qué, entonces, estamos gobernados por estas élites que son depredadores de la vida? ¿Son "los culpables" de las crisis económicas que golpean a nuestras familias, la falta de empleo digno para todos, las catástrofes ecológicas, la promoción impune de todo tipo de adicciones y discriminación, la tendencia a la privatización de la educación, los servicios de salud, la seguridad, la cultura y todo lo demás que sea posible para mantener sus privilegios materiales? ¿Son directamente responsables de las tendencias suicidas y autodestructivas de millones de adolescentes y jóvenes, la comercialización del cuerpo, las apariencias y el sexo femenino?

 

¿El negocio de la guerra, la invención de grupos terroristas apoyados por ellos, la manipulación masiva de los medios de comunicación, la persecución selectiva y el asesinato de líderes sociales, campesinos, indígenas, ecologistas, intelectuales, artistas o defensores de derechos humanos y la comercialización y distribución de productos "alimenticios" cancerígenos, insalubres y tóxicos sin restricciones? ¿Son ellos, o somos nosotros, con nuestra ignorancia imperial y nuestra excesiva apatía, los que los alimentan, los apoyan y les permitimos hacerlo?

El Yoga Social propone, entonces, como objetivo común, ideal y necesariamente urgente, la sustitución de estos gobiernos implícitos y explícitos, formados por seres humanos con cuerpos deformes y enfermizos, mental y emocionalmente desequilibrados y espiritualmente rudimentarios, por gobiernos autónomos, en áreas liberadas de sus productos, hábitos, consumos y leyes, formados por consejos de ancianos y ancianas nobles, sabi@s, sanos de cuerpo, mente y alma, elegidos por sus actos de vida a favor de la vida, por nuestras propias comunidades: niñas y niños, incluidos.

 

Algo que dentro de las comunidades indígenas, en América, África, los continentes asiático y oceánico, era común y deseable antes de las invasiones y saqueos europeos.

El Yoga Social llama a una verdadera Revolución Simple, no violenta y no opositora a nada. Una verdadera revolución interna, de cada ser, sus decisiones y acciones conscientes, hacia su pareja, familia, grupos de amigos y familiares y nuestras comunidades.

 

La propuesta simple pero poderosamente efectiva es: empezar por nosotros mismos, reemplazando hábitos, productos, bienes, servicios y actitudes mentales que destruyen la vida o alimentan la insaciable avaricia de esos grupos, con acciones y hábitos, productos, etc., nobles, elevados y que alimenten la vida comunitaria, en su sentido más preciso y elevado. Yoga Social para la liberación del individuo y de la comunidad, de la opresión espiritual y material, económica y psicológica. Yoga social para la paz y la dicha infinitas.

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